23 de agosto de 2021
El año pasado, cuando Terika Hameth se enteró que estaba embarazada, le felicidad que sintió en un principio pronto se volvió ansiedad. “Pensé, ¿qué tal si me muero?”, nos dijo.
Su temor no es inusual. Las mujeres afroamericanas en el Condado de Los Ángeles tienen XNUMX veces más probabilidades de morir por complicaciones durante el embarazo en comparación con otras madres de cualquier otro grupo étnico. Los bebés afroamericanos tienen tres veces más probabilidades de morir durante el primer año, comparados con los bebés caucásicos y más de cinco veces con los asiáticos.
A medida que el embarazo de Terika avanzaba, también aumentaba su ansiedad. En cada revisión médica vio a un médico diferente y como cualquier madre primeriza, les hizo muchas preguntas. Uno de ellos en particular, sintió que no la tomaba en serio.
“No diría que fue una experiencia terrible, pero yo estaba definitivamente ansiosa”, nos cuenta.
Terika tenía una amiga que es una dula, que es una compañera de parto profesional (también llamada comadrona en español), y pensó que una dula podría ser ideal para reforzar su sistema de apoyo dado que su mamá y otras parientes vivían fuera del estado. Por eso, cuando escuchó un anuncio de radio sobre un programa piloto de dulas en el Condado de Los Ángeles para mamás afroamericanas, inmediatamente llamó y rápidamente se entrevistó a través de Zoom con tres dulas. Seleccionó a la dula con quien mejor conectó y, por si fuera poco, la dula también tenía experiencia tratando temas de ansiedad.
“Al ser una nueva mamá, no tenía idea de qué esperar, pero quería probar y tratar de tener la mejor experiencia posible”, afirma Terika.
Los últimos cuatro meses de su embarazo fueron mucho más fáciles. La dula le dio materiales de lectura e inclusive, le dio tarea respondiendo preguntas sobre lo que leía. Le enseñó técnicas para manejar la ansiedad y el estrés, como el control de la respiración, y le explicó opciones para el parto y procedimientos como las epidurales, así como muchos otros términos médicos. La dula también le ofreció programas de ejercicios con una pelota. Cada vez que Terika sentía algo que le preocupaba, podía enviarle un mensaje de texto o un correo electrónico a su dula, quien le respondía rápidamente. “Ella calmó muchas de mis ansiedades”, nos cuenta.
Cuando Terika sintió las contracciones dos semanas antes de su fecha de parto, contactó a su dula, diciéndole que no estaba segura si eran contracciones Braxton Hicks (dolores falsos de parto) o si eran contracciones reales. “La dula me preguntó cuál era el tiempo de separación entre ellas y vino de inmediato, haciéndome sentir lo más cómoda posible para llevarme al hospital”, recuerda Terika.
Debido a las reglas de COVID-19, la dula no pudo estar físicamente presente en la sala de partos. Sin embargo, se mantuvo en comunicación con Terika a través de FaceTime hasta que dio a luz a un varón sano, de 6 libras 13 onzas y 21 pulgadas de largo, llamado Kaleb. “Mi dula se mantuvo en el teléfono conmigo, todo el tiempo”, afirma Terika. “Todo el miedo, toda la ansiedad que yo tenía no pasaron por mi mente cuando estaba dando a luz”.
Después del parto, la dula la chequeó para asegurarse que no tuviera depresión y que estaba creando lazos afectivos con el bebé.
“Me hizo sentir más segura, más confiada. Sabía qué preguntar y cómo defenderme a mí misma”, nos dice. “¿Por qué habría que hacerlo sin una dula?”
El Departamento de Salud Pública del Condado de Los Ángeles está liderando una amplia Iniciativa Afroamericana de Mortalidad Materna e Infantil (AAIMM) para combatir tasas desproporcionadamente altas de muertes infantiles y maternas negras / afroamericanas en todo el condado. Las doulas son parte de la solución.
Si usted es una madre afroamericana embarazada, puede calificar para servicios gratuitos de doula a través del Programa Doula del Condado de Los Ángeles. Hacer clic aquí para aprender más.