Daniel tiene 17 años, es alto, de ojos color marrón y de mirada tímida. Vive en la ciudad de Los Ángeles con su mamá y dos hermanos de 13 y 11 años de edad.

“Tenía 5 años cuando viví la separación de mis padres y empecé a tartamudear, fui la burla de mis compañeros, por eso no participó en las actividades”.

Daniel buscó apoyo pero, por trabajo, su papá y mamá casi no iban a la escuela y los maestros tampoco lo ayudaron y se aisló más. Un día, su papá fue a la escuela de Daniel por sus sensaciones y vio que se burlaban de él. Después de hablar con los maestros, Daniel recibió terapia, pensó en la Clinton Middle School y después en la escuela preparatoria Santee. El esperaba que todo fuera mejor, pero todo era igual, hasta que poco a poco abandonó la escuela. Lo que ahora lo hace sentir un fracasado. El caso de Daniel no es el único, cada año desertan en Estados Unidos 1.2 millones de estudiantes.

Las escuelas en general hacen un trabajo perfecto para garantizar la mediocridad

El 20 de mayo del 2015 conocí a María Elena Gil, consejera en la escuela preparatoria Santee ubicada en la esquina de Maple Avenue y Washington Boulevard. Le comenté la sensación de Daniel y respondió, “un estudiante sin diploma o título le incapacita social y emocionalmente, se sienten fracasados; les es difícil salir adelante en la vida, son muchos los jóvenes que desertan de la escuela y es por distintas causas por ejemplo jóvenes embarazadas, falta de dinero, falta de información, etc. ¡Se sienten desorientados! ” Maria Elena Gil continuó: "Algunos niños no ven a la escuela como algo importante porque no les prestan atención individual para desarrollar sus habilidades, tampoco tienen comunicación con los padres".

Y esto es lo que vivió Daniel, él no tuvo comunicación con sus padres como a él le hubiera gustado. “De haber tenido apoyo habría evitado tomar decisiones equivocadas que marcarían mi vida. No supe cómo o dónde buscar orientación para seguir estudiando, faltó apoyo de maestros en las escuelas donde estudié ”, dice Daniel.

María Elena Gil comenta que “los padres deben infundir en los niños de 0 a 5 años de edad la motivación de ir a la escuela y desarrollar un lazo de comunicación con ellos haciéndoles sentir queridos, protegidos y decirles lo importantes que son. Si los padres no aprovechan esta etapa, después vienen desesperados y quieren sanar una herida que ha estado ahí, por muchos años. Simplemente nunca existió la comunicación ”.

María Elena Gil viene de una familia pobre que vivía en una choza y su padre nunca fue a la escuela, pero a ella le gustaba aprender y con trabajo y esforzarse trabaja desde hace 20 años.

Daniel desertó en 2013 de la escuela Santee y ahora trabaja en un taller de costura en el centro de Los Ángeles ganando $ 280 por semana. Daniel está considerando retomar los estudios y así garantizar un mejor futuro económico para él y su familia. Un video publicado en PBS.com señala que una persona que desertó de la escuela ganará en toda su vida $ 200 mil dólares menos que si concluyó la escuela preparatoria.

Le pregunté a María, quien también tiene un hijo en la escuela Santee, cuál era su opinión con relación a la escuela y sus resultados y ella contestó, “las escuelas en general hacen un trabajo perfecto, a nosotros como padres nos empleados empleados de comida rápida o algo parecido, terminan la escuela sin saber lo necesario, ignora la mediocridad ”.

Si esta lectura es de 5 minutos, en ese tiempo han desertado 11.5 estudiantes más.

Oficina de niños - Magnolia Place
1910 Magnolia Ave. Los Ángeles, CA 90007
(213) 342-0100
Esta agencia ofrece mercados de frutas y verduras, oportunidades de voluntariado y servicios para jóvenes en el Condado de Los Ángeles. No hay restricciones geográficas.

Centro comunitario para todos los pueblos
822 E 20th St.
Los Angeles, CA 90015
(213) 747-6357
http://www.allpeoplescc.org/
Trabajo social que incluye apoyo familiar y social, intervención en crisis, y clases de padres. Programa después de escuela. Clases de inglés y literatura. $ 5.00 por clase o donación.

Realizado por Verónica Corona