Mamá contra pueblo
“Se necesita una aldea” puede que ya no se aplique a la crianza de un niño, según investigadores de la Universidad de Michigan. En dos estudios diferentes publicados por la antropóloga Beverly Strassmann, los niños de las aldeas de Mali en África occidental que fueron criados por sus madres tuvieron tasas de supervivencia más altas que los que fueron criados por una familia extensa.
En el transcurso de 25 años, Strassmann estudió al pueblo Dogon de Mali, siguiendo a 1,700 niños Dogon. Descubrió que los niños tenían cuatro veces más probabilidades de morir a los 5 años si sus madres estaban muertas. Strassmann señaló que la presencia de un adulto "adicional" en la familia no mejoraba las posibilidades de supervivencia del niño.
Además, los niños Dogon cuyos abuelos habían muerto tenían un 52 por ciento menos de probabilidades de morir ellos mismos. La razón, dijo Strassmann, es que los abuelos que viven en el mismo hogar que el niño compiten por recursos escasos. En otras palabras, en lugar de contribuir al bienestar de la familia, los abuelos consumen alimentos, utilizan refugio y agua potable, lo que los hace competir con los niños de la familia por la supervivencia.
Competir con parientes es un aspecto importante del sistema familiar humano, según la investigación de Strassmann. Ella señala que la competencia genética comienza antes del nacimiento y se extiende hasta la infancia con la rivalidad entre hermanos.
Pero no se trata solo de vencer a la hermana mayor en el plato de frutas. La investigación de Strassmann está respaldada por el biólogo evolutivo WD Hamilton de la década de 1960, quien propuso la teoría de que cuanto más cercanas están las personas relacionadas, más dispuestas están a invertir sus recursos entre sí. En la sociedad estadounidense, los abuelos y parientes todavía juegan un papel vital en la vida temprana de un niño, brindando cuidado, afecto y una oportunidad para que los niños se involucren socialmente, sin mencionar un descanso bienvenido para los padres ocupados.
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